Lección olvidada (XLSemanal).
Carta de la semana del XLSemanal (5 de Mayo, 2013), nos habla de tragedia. Nos habla de las lecciones que vamos perdiendo por el camino según avanzamos, -que gracioso, "avanzar", cuando solo falta una guerra para estar como siempre-, donde los sentimientos se hacen cada vez menos útiles y la economía marca las pautas a seguir. Lo malo de esto, es que este poder económico no sabe de humanidad, no sabe de respeto, no sabe sentir ni padecer los percances de toda una vida llena de trabajo y sacrificio. Llena de lucha por unos derechos sociales que pudieran concedernos a todos un bienestar y un futuro mejor, con oportunidades y caminos por construir y recorrer con ilusión y esperanza. Sin embargo, las políticas aplicadas por nuestros (queridos) políticos, -estos señores de corbata que se reúnen en el congreso de los diputados, que cobran sobresueldos y hacen todo tipo de 'chanchullos' para poder salir adelante, pobrecillos, porque sino no les da para sobrevivir con el sueldo y las extras que se les concede, (que no son pocas), sin que ninguno sea, por desgracia, mejor que otro; en todo caso, claramente peor-, van encaminadas al sustento exclusivo del poder económico, siendo las migajas para el pueblo.
Hoy por hoy, el retroceso social es obvio y tortuoso. El dinero manda y las personas (al menos, las del pueblo llano) no valen absolutamente nada.
Los ricos son más ricos, los pobres mucho más pobres, y la clase media ha desaparecido.
Ahora no somos más que números. Así da gusto traer hijos al mundo. Un mundo con una sensibilidad en cuarentena permanente. Al menos, mientras éstos vándalos con autonomía para manipular la ley a su antojo y beneficio propio sigan con la venia y favor ciudadana, provocando toda clase de estropicios. De lo que se podría deducir claramente que, tenemos lo que nos merecemos. Ni más, ni menos.
Sí, cierto que nuestros políticos han vendido su alma al diablo, pero más cierto es aun, que si esto ocurre es porque el pueblo no sabe de unión. El pueblo no sabe lo que quiere, lo que es correcto, lo que es necesario, lo que habría que mantenerse o lo que tendría que erradicarse. Este pueblo es como un niño malcriado que patalea por capricho e ignorancia, sin tener ni idea de aportar nada, solo llora para que le den regalitos y se lo hagan todo. Lo malo que estos regalitos y esta comodidad siempre se paga. Y si los dan es solamente para comprar, atolondrar y atar la vida de cada persona, amoldándola a las circunstancias que consideran oportunas.
Deshumanizar a las personas no se hace solo por una causa, también por un efecto. Y no solo se consigue obligando, sino también doblegando.
Cita:
"Una gran civilización no es conquistada desde afuera,
hasta que se destruye ella misma desde adentro".
Pues esto mismo pasa con nuestro interior, con nuestra dignidad y con nuestros principios. Nos hemos destruido por dentro. Y lo hemos hecho nosotros mismos, quedando doblegados, temerosos de abrir la boca, o sin saber qué decir.
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