Libertad al hablar con desconocidos
Esa sensación de libertad ocurre por la misma razón por la que, por ejemplo, nos gusta más las mascotas que la gente. Y me explico.
Mientras nos soportan y no tenemos que dar explicaciones de nuestro comportamiento, todo va bien.
Si una mascota pudiera hacer lo que le viene en gana y criticarnos cuando no les gusta lo que hacemos, seguro que ya no nos gustarían tanto.
Y si ese desconocido supiera todo de nosotros, tampoco podríamos tener una charla amigable. No nos gusta que nos jueguen. De ahí, que la verdad de lo que somos, no queramos ir aireándola a los cuatro vientos.
decirla al conocido, nos resulta muy molesta y problemática. Mientras que a un desconocido "agradable", es más cómodo. Pero solo durará, mientras sus vidas sigan siendo desconocidas, o solo se comparta una pequeña porción de la verdad de lo que cada uno es.
Al hombre le encanta desear una vida que no se procura tener, o alardear de aquello que no practica. Lo que une a estas dos posturas, es una misma raíz: sentir que conecta al comportarse como persona.
Lo malo es que eso solo queda para los desconocidos. Para el resto de gente que sí se conoce, se seguirá siendo ese individuo raro, mentiroso, o avaro, presuntuoso, miserable, desconfiado, violento.. etcétera, etcétera.
Nadie habla bien de quien conoce. Por eso nadie se siente libre. Hay que dar el pego y comportarse como se supone que se espera que se haga.
Por esto se dice que "la verdad nos hace libres". Y hasta que eso no sea así, solo seremos unos hipócritas, donde solo la apariencia es lo que prima.
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