La siesta y sus consecuencias

Si duermes una siesta de más de 20 minutos, ya no es sano

Pero, ¿Y qué lo es?...

Salud: la siesta

Juan José Ortega - Neurofisiólogo 
“Nosotros recomendamos siestas breves, de 10-15-20 minutos. En todo caso que no sean superiores a 30 minutos. Porque lógicamente si nos vamos más allá de la media hora, vamos a estar en otra serie de fases del sueño. Los beneficios que te reporta la siesta lo hace en base a que sea un sueño superficial, que son las fases 1 y 2 REM".
/> Siempre se está hablando y haciendo estudios sobre lo que se debe entender por una "buena alimentación" o por "un buen descanso", (en lo que entraría la siesta y sus efectos positivos o negativos para el organismo), siendo que para ello, debería ser indispensable el pensar en el tipo de vida que las distintas sociedades han ido adoptando desde el hombre primitivo (Homo erectus) hasta nuestros días.

Lo que sugiero con esto, es que si queremos entender cuál es el hacer natural con el que la Vida nos ha dotado y, por tanto, el que mejor sea para la salud, hemos de remontarnos al principio de la humanidad.

Por ese entonces los humanos no vivían en casas, ni compraban en supermercados, ni tenían las comodidades de hoy. Se regían, única y exclusivamente, por las reglas de la naturaleza. Lo que significa que al humano no le quedaba otro remedio que crecer y desarrollarse bajo las condiciones y entorno que la naturaleza marcaba.

Una de estas reglas básicas era el Día y la Noche. 

Durante el día, la luz le permitía realizar actividades que les era imposible desempeñar por la noche, en la oscuridad. Y esto, que es tan básico, marca la base principal de cualquier estudio que se haga hoy en día, en referencia a lo que es saludable o pernicioso para el organismo.

Las horas de luz era algo imprescindible para ellos, más que las de la noche, ya que de ello dependía gran parte de las posibilidades de supervivencia: la caza, el movimiento, visión del entorno, conocimiento, observación...
 
Al hacerse la noche e irse la fuente de luz, la actividad también se apagaba drásticamente.
 
Con el amanecer se despertaban y la actividad cerebral subía. El día tenía un impacto enorme, porque les marcaba las actividades a realizar y el tiempo en las que debían realizarlas. Y es que la incidencia de los rayos solares es diferente a cada hora, debido al movimiento de la Tierra con respecto al Sol, siendo que a mediodía (de 13:00h a 15:00h) es el punto álgido, donde su repercusión es máxima.
 
Esta mayor intensidad de los rayos solares, hacía que se dedicasen a actividades más tranquilas y aprovechar para recuperar fuerzas. Es decir, tiempo para comer y descansar. 

Conseguir alimento (cazar) tenía sus horas determinadas según las condiciones que marcaba el día, y donde la temperatura se convertía en un factor determinante. Y no solo en verano, sino en cualquier estación del año.

También morían, claro. 
La esperanza de vida no tenía nada que ver con la de hoy. Pero tampoco existía la cantidad de enfermedades que tenemos hoy.
 
Aire, tierra y agua están contaminados, y todo lo que brota de ello, también lo está. Esto ha llevado a modificaciones genéticas en todo lo que vive en el planeta, y con ello, la llegada de todo tipo de enfermedades.
 
Por supuesto, la ciencia y la tecnología, hace que la vida se prolongue. Pero aquí estamos... Preguntándonos sobre si la siesta, tan típica en España, y que en otros países la han adoptado como ejemplo a seguir, es sana o no (¿?). 

Hay estudios que indican que sí es sana, mientras que otros, cómo no, se inclinan por lo contrario.

Hay que aclarar, que hablamos de una siesta, como un descanso en el que, incluso, se puede uno dormir brevemente, sin que el cerebro lo entienda como una señal de que es la hora de desconectar funciones principales y ralentizar su actividad, para llevar a cabo actividades de limpieza, regeneración y descanso propio. Cosa que hace cuando es de noche y bajo la fase de sueño profundo. 

Errores hay muchos:
- Dormir más de la cuenta y realizar poca actividad (sedentarismo). 
- Comer demasiado (ya no cuento la bebida).
- Tener unos hábitos de sueño y/o alimentación desregulados.
- Y si aplicamos la filosofía natural, como el hombre primitivo, vemos como nuestra actividad está regulada fuera de los horarios naturales y dentro de lo que marca la cultura de la sociedad moderna.  
Por tanto, la siesta en sí no es que sea algo negativo. Lo es la manera y el horario en el que se realiza.

Ese descanso que pide el cuerpo de manera natural, y que lo marca las condiciones de temperatura (demasiado calor o frío) durante un tramo concreto del día; no solo es sano, sino imprescindible. 

La falta de luz natural y la oscuridad, determina el momento en el que deberíamos descansar y dormir, porque es en ese instante que el cerebro debe acometer otro tipo de funciones muy importantes para su correcto funcionamiento y el de todo el cuerpo.

Está claro que hemos creado un sistema de vida que va en contra del natural. Y es eso lo que debería preocuparnos, no el hecho de ponernos a dieta, ir al gimnasio, medicarnos, salir de juerga por las noches, estar con luz artificial hasta las tantas. Trabajar de noche o levantarnos más temprano de lo que se debiera, o dormir más de la cuenta. 

Todo esto sí que debería preocuparnos, porque es lo que impide que podamos vivir de una manera sana y equilibrada.
 
Y claro que algún día hay que morir. Eso decimos todos. Pero casi nadie está dispuesto a encararlo. 

Se tiene miedo a sufrir dolor. Se tiene miedo a lo que pueda haber después. Y por esto es que somos capaces de todo con tal de seguir en este mundo. Con lo cual, eso de que "algún día hay que morir", queda muy bien, pero en el fondo, nos preocupa demasiado. Y siendo así como lo es, más nos valdría cambiar de hábitos y dejar de realizar estudios (que nos cuestan millones), y el hacernos preguntas del por qué algo es sano o no, cuando resulta que la sociedad no para su actividad en la 24 horas del día. Se trabaja en turnos de 8 horas, mañana, tarde y noche, y que van cambiando cada semana. Esto provoca estrés, malos hábitos, nerviosismo, mala alimentación, aparición de enfermedades cerebrales, cardiovasculares, obesidad, cambios de ánimo, mal humor... Es decir, un sin fin de problemas que los especialistas "lo saben" y trasladan a los diferentes Ministerios (Sanidad, Trabajo), pero nada cambia. 

En vista de esto, está claro que la solución jamás llegará. El dinero mueve el mundo, y ante ese principio tan sólido instalado en nuestra sociedad, es imposible hacer nada. 

No hemos sabido crecer respetando las leyes naturales, y eso se paga. 

Por falta de información que no sea, porque si algo hemos hecho, es realizar estudios y más estudios. Y aún así, hemos sido incapaces de enderezar el rumbo. 

De ser la especie más preparada para evolucionar, resulta que hemos tirado por la borda todos esos dones, para convertirnos en una especie inútil e incapaz; virulenta como un cáncer, y que ni siquiera es consciente de lo ruinosa que es. 

Así que, de verdad, ...duerman la siesta o hagan lo que les de la real gana, pero dejemos de emplear el dinero de nuestros impuestos para hacer estudios que solo evidencian lo patéticos que somos. 

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Imagen: daha3131053 (Px)

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