Somos lo que aprendemos (Borges)

7.10.17


Jorge Luis Borges
"No estoy seguro de que yo exista, en realidad. Soy todos los autores que he leído, toda la gente que he conocido, todas las mujeres que he amado. Todas las ciudades que he visitado, todos mis antepasados…" 

Si pensamos en el inicio de nuestra gestación y vemos como es producto de la unión de 23 cromosomas de la mujer y otros 23 cromosomas del hombre; y que ambas cadenas aportan una determinada carga genética propia (ADN) de la mujer y el hombre, creándose una célula (unidad "viva", capaz de dividirse y multiplicarse hasta conformar todo el cuerpo) dotada de una una cadena de ADN (con 46 cromosomas) propia y única de ese ser, producto de la unión de las otras dos. 

Esto significa, que ya desde un principio no somos nosotros mismos, sino un cúmulo de información que proviene de los progenitores

A partir de ese momento, toda información que nos define nos llega del exterior: primero, en el útero, -durante el periodo de gestación-, donde acumula todo lo relativo al sentir: lo que convierte a la madre en la primera escuela de la vida. Y una vez que nace, prosigue la acumulación de datos y aprendizaje, actuando en base a ellos. 

En este sentido, hay que puntualizar, que ese actuar es siempre único y propio, basado en lo aprendido durante los primeros años de la infancia. 
Hasta los siete u ocho años, el niño absorbe toda información que le llega desde todos los ángulos. No sabe su significado, ni cómo reaccionar ante ella; solo se impregna de ella. Su cerebro la registra y la guarda como base para descifrar y reaccionar ante toda información que le llegue en un futuro. 
Es decir, es como si creara un garaje lleno de herramientas, con las que va a poder trabajar durante toda su vida
De ahí la importancia de dotar a los niños durante su infancia, de las mejores 'herramientas'; porque será en base a ellas, que se fundamente sus respuestas y visión de la vida. 
Es por ello que no existen dos individuos con la misma mentalidad en todo. Cada persona es única. Sin olvidar, el papel de sus progenitores, -"sus herramientas"-, donde su forma de ser y sentir la vida, se traslada al nuevo ser a través de sus cromosomas, sin que -para bien o para mal- se puedan corregir. 

Así que durante el resto de la vida, seguiremos siendo información que acumulamos. Y lo que nos define, es la capacidad de gestión de esa información. 

Durante el transcurso de esa vida, podemos convertirnos en progenitores, con lo que vuelve a comenzar este proceso. Pero, al final, la muerte llega. Y con ella, toda esa información ¿desaparece?..

Veamos.. 
Volvamos al principio y retrocedamos aún más allá de los 23 cromosomas que aporta cada progenitor. 
Antes de eso, existen los átomos; y antes que éstos, desde un principio, existen determinadas partículas elementales. 
Es decir, si se pudiera descomponer todo lo que existe, todo se reduciría a partículas. A unas partículas que brotaron en algún momento, y comenzaron a acumular toda la información que recogían de su entorno. La acumulaban y compartían, lo que hacía que fuera cambiando su manera de existir y el espacio que conformaban. 
Pues bien, a ese momento nunca jamás se llegará, ya que las partículas no se desprenderán de la información que acumulan. Es como una memoria de la que todo puede surgir ...de nuevo, pero la base será siempre diferente.

Si aplicamos esto a la muerte, solo significa que el cuerpo se descompone, liberando toda partícula que lo conformaba; llenas de información y energía. Sin duda, con su único propósito que el que han hecho desde el inicio de su existencia: hacer que la Vida, la Creación y la propia Existencia prosigan su crecimiento y búsqueda de equilibrio

Por tanto, cuando Borges nos dice: que "No estoy seguro de que yo exista, en realidad"; sin duda, es un planteamiento más que plausible. 

Pero si lo miramos desde "El Todo", se podría decir que sí se existe, pero aún no sabemos lo que somos. A lo que añadiría, ..y a saber si ese momento llegará. 

Pero, aún así, si todo es información y gestión para que El Todo siga existiendo por siempre, al menos podemos pensar que podemos contribuir a ese proyecto: lo que marca una existencia en sí mismo. 
Por tanto, sí existimos, en cuanto al llevar cabo un proyecto que es superior a nosotros mismos, pero no como seres de carne y huesos, donde solo es un medio para una fluidez continua de datos y energía. 

Ahora todo depende de la importancia que cada uno le de a este existir. 

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