La búsqueda de la felicidad
Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América
[...] "Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han ligado a otro y tomar entre las naciones de la tierra el puesto separado e igual a que las leyes de la naturaleza y el Dios de esa naturaleza le dan derecho, un justo respeto al juicio de la humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la separación.
Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la Vida, la Libertad y la búsqueda de la Felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad."
En la película, "En busca de la Felicidad", Chris Gardner (interpretado por Will Smith) citaba un fragmento del texto de la Declaración de Independencia...
[...] "Y fue en aquella ocasión en la que empecé a pensar en Thomas Jefferson escribiendo la Declaración de la Independencia, en aquel apartado que hablaba acerca de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Y pensé en cómo supo poner la palabra “buscar” ahí en medio, como si nadie realmente pudiera alcanzar la felicidad. ¿Significa que la felicidad es algo que estamos destinados a buscar, pero que nunca encontraremos?."
La Vida y la Libertad, son Derechos que toda sociedad debería respetar y dar aliento. Mientras que la Felicidad, es una sensación de bienestar personal, que cada individuo debe experimentar a nivel emocional, para después ser trasladada al mundo.
"Nadie nos puede hacer felices, si ese sentimiento no parte de nosotros mismos en primer lugar".
Encontrar los mecanismos, las maneras, la fuerza y la ilusión para que esa felicidad brote y tome forma, es producto, ante todo, de una constante búsqueda de uno mismo.
Sólo cuando nos encontramos a "nosotros mismos", el pensar y actuar se convierten en uno solo, haciendo que nos sintamos bien con nosotros mismos. Pero para sentir una felicidad plena, además debemos sentirnos satisfechos y orgullosos de lo que somos. Y esto se consigue con un 'ingrediente' más: lo correcto.
Sólo cuando nos encontramos a "nosotros mismos", el pensar y actuar se convierten en uno solo, haciendo que nos sintamos bien con nosotros mismos. Pero para sentir una felicidad plena, además debemos sentirnos satisfechos y orgullosos de lo que somos. Y esto se consigue con un 'ingrediente' más: lo correcto.
Y es que, 'lo correcto', va ligado a un comportamiento cabal, digno y honorable de todo ser humano hacia el resto de sus congéneres y para con la totalidad de la Vida.
El ser consciente de que todos nuestros actos repercuten en TODO demás que existe y vive; y optar por el modelo que busca la acción más correcta, pese a las dificultades que pueda entrañar, es lo que produce un "estado de bienestar interior lleno de paz y convicción", que para eso "se es consciente de que se piensa y se actúa de la mejor manera posible". Es decir, con el bien por delante.
Pues ¡eso es la Felicidad!.
Por tanto, la Felicidad pone de relieve dos términos muy concretos: Justicia y Prudencia.
Tener un comportamiento fiel a lo que se piensa, da la cordura y la consistencia pertinentes para un desarrollo sano y saludable; donde el crecimiento interno de cada individuo, va directamente relacionado con el modelo de conducta social en su conjunto.
La Felicidad, por tanto, es imprescindible para el buen desarrollo humano. No solo hace que queramos buscar respuestas, superación e integridad moral, sino, que además, da sentido a nuestra toda nuestra existencia.
Y he aquí que llegamos al problema:
Por tanto, la Felicidad pone de relieve dos términos muy concretos: Justicia y Prudencia.
Tener un comportamiento fiel a lo que se piensa, da la cordura y la consistencia pertinentes para un desarrollo sano y saludable; donde el crecimiento interno de cada individuo, va directamente relacionado con el modelo de conducta social en su conjunto.
La Felicidad, por tanto, es imprescindible para el buen desarrollo humano. No solo hace que queramos buscar respuestas, superación e integridad moral, sino, que además, da sentido a nuestra toda nuestra existencia.
Y he aquí que llegamos al problema:
Poder gozar de una felicidad sana, debería ser un derecho del que se tendría que disfrutar en la etapa infantil, para impregnarse de su hacer y no dejar de sustentarla ya jamás.
En nuestra sociedad, eso es algo que ha ido a peor cada vez. Prácticamente, al nacer un bebé, ya se le manda a 'instruir', llenándolo de obligaciones, que no solo no les enseña, sino que les provoca tristeza y angustia. Así se les hace crecer, y es cuando son adultos cuando se sienten más atenazados.
Todo tiene su etapa, y al cambiarlo, estamos transformando la mentalidad y capacidad para pensar, que tanta relevancia tiene para el desarrollo. Un desarrollo que debería estar basado en el Amor, la Verdad, el Respeto y la Felicidad.
Relato:
[...] "Su cuerpo se estremecía al paso de los vehículos, que lo azotaban como queriéndolo arrancar del sitio. Él seguía como poseído, como en trance. -Pensé... cuanto mal ha debido de pasar esta persona, que su cerebro ya ha dado la vuelta de tuerca definitiva, haciendo que se abstraiga de lo que le rodea, hasta el punto que nada le perturbe o inquiete: si vive o muere; si está aquí o allí. Una mala sensación me recorre el cuerpo-.
Al rato, se encuentra sentado en la acera, detrás de un camión -en su mundo- comiendo una fruta. La sensación que me provoca ya es de malestar. Y aunque sigo a lo mío, no puedo quitármelo de la cabeza. Al final, detengo mi camino en seco. La tristeza se me apodera, ...hasta que, por fin, reacciono. Doy la vuelta y decido comprar algo de comida y agua para llevarle. Esa idea se me clava en mi mente, y en principio, me sirve para centrarme y alejar la pena, la rabia, la impotencia, la vergüenza.
Para cuando regresaba, él ya se había puesto a caminar de nuevo. Me acerqué y extendiendo el brazo, le di una bolsa con comida y bebida, diciéndole, "tome, para que coma". El la cogió y me miró, diciendo "gracias". En ese momento se me calló la cara de vergüenza.
Las gracias se las tendría que dar yo. ¡Se las deberíamos dar todos!. Bien que podría, y con toda la razón, acusarme de miserable, de mala persona y de no tener conciencia. Ya que nadie, ninguna persona debería permitir que estas situaciones pasaran. La desdicha de los demás, bien podría ser las nuestras. Deberíamos comprender que no es de 'humanos' el tratarnos con tanta indiferencia y crear una sociedad que siembra la desigualdad, haciendo que unos puedan tener tanto, y otros tan poco".
Y es que "todos vamos en el mismo barco, y entre todos deberíamos cuidarnos lo mejor posible si queremos sobrevivir".
Es en este momento cuando se me viene a la mente a Will Smith, pensando en la "búsqueda de la felicidad", que se cita en la Declaración de Independencia. Me pregunto sobre la búsqueda que pueda tener ese señor y cualquier persona. Seguro que nadie tiene la misma. todo dependerá de la vida que se tenga y se lleve.
Si la felicidad nos sitúa en la Vida hasta tal punto de dar sentido a nuestra existencia, y además, lo hace basándose en la Justicia y la Prudencia: ¿qué porcentaje de todo ese compendio le pueda quedar a un ser como él?.
Lo que es tanto como preguntarse, ¿cuánta vida le queda en su interior?. ¿Cuánta esperanza alberga?. ¿Qué incentivo, motivación, ilusión o, simplemente, qué razón pueda quedarle para seguir luchando y creyendo en la Vida?. ¿Qué clase de paz puede albergar o construir, si el resto de la sociedad lo excluye, lo rechaza, lo ignora, lo empuja?...
Solo puedo imaginar un cuerpo abatido dejándose arrastrar por la inercia de sus piernas, pero sin ningún pensamiento concreto. Una mente agotada y dejada a su suerte, sin ganas de darle utilidad, ya que al hacerlo, el sufrimiento y la pena crecen de manera exponencial.
Sí, la felicidad tiene que comenzar en uno, pero tiene que desembocar en los demás, compartiéndola; lo que haría una sociedad justa y responsable, a la altura de un humanismo acorde a las lecciones aprendidas a lo largo de la historia. Pero, lo cierto, es que no se evoluciona. Vamos a peor cada vez. Sabemos que estamos equivocados, pero no hacemos nada para remediarlo.
Los gobernantes dan cobertura al poder económico, y en su nombre, al 'todo vale'. Por supuesto, todo lo malo.
Alentar las diferencias y provocar el miedo, es su único objetivo, porque es con eso con lo que intentan tener doblegada a la sociedad, llevándola por donde ellos quieren. Fruto de este hacer, la sociedad se pierde continuamente en la búsqueda, dejando que marque esa iniciativa aquellos que gestionan nuestro futuro. Los mismos que generan este caos para controlarnos; y que, por supuesto, lo consiguen.
Por esta regla de tres, podemos asegurar que la sociedad y el mundo que construimos, se aleja cada vez más de la Felicidad. Lo que se traduce en una sociedad injusta, falta de toda prudencia y responsabilidad.
En consecuencia: ser felices se hace del todo im-po-si-ble.
La clave está en comprender que "Todos Somos Uno". Lo que le pasa a uno, afecta a todos. Tenemos un mismo corazón, aunque nos empeñemos en no quererlo ver.
Una sociedad justa es la que lucha por un futuro en común, una vida digna y un comportamiento solidario.
Es imposible sentir felicidad cuando hay tanta miseria y tanto miserable por el mundo. Siendo, la alegría momentánea y transitoria a lo más que podamos aspirar.
"La Felicidad está en nuestras manos"
La FELICIDAD ES UN DERECHO, sí, pero también un DEBER; donde todos deberíamos aportar nuestro granito de arena por el bienestar común, que no es otro, que el nuestro propio.
La FELICIDAD ES UN DERECHO, sí, pero también un DEBER; donde todos deberíamos aportar nuestro granito de arena por el bienestar común, que no es otro, que el nuestro propio.
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