"No puedo pedir más"


Carta de la semana
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"Solamente una vida dedicada a los demás merece ser vivida."
Albert Einstein




En un mundo inmerso en la ciencia y los avances tecnológicos que llenan de comodidad nuestras vidas y nos evitan esfuerzos; dónde el dinero ocupa el primer puesto en preocupaciones; por el cuál, parece que merezca la pena cualquier sacrificio, -incluido, el perder toda clase de derechos y libertades-, mientras la vida transcurre rápida y sin tiempo para saborear los detalles que la hacen única y maravillosa. Como las relaciones humanas, la dedicación por el cariño y el buen hacer, la práctica de valores llenos de integridad, humanismo y dignidad, forjando una sociedad más noble y más justa. 

Sin embargo, ocurre, curiosamente, que nuestros compromisos, -llevados por tales directrices-, nos llenan de estrés y egoísmos, emvileciéndonos y empobreciendo nuestra existencia. 

Nos pasamos mayor tiempo "viviendo" en el mundo virtual, que en el físico. Y con preocupaciones relacionadas más, con el estatus y la comodidad, que con los sentimientos y la calidad humana. 

De ahí, que se den tantas situaciones dramáticas, -incontables, y a cada cuál más triste-, que hacen de la humanidad, seres sin alma ni conciencia. 

Justo, lo que debería ensalzar a nuestra especie, lo abandonamos y tiramos a la basura. 


Es la sinrazón y el sinsentido de nuestras debilidades e inconsciencia. 


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