Dar a cada uno lo suyo

Palabra

Lectura del santo evangelio según san Marcos 12, 13-17

En aquel tiempo, enviaron a Jesús algunos de los fariseos y de los herodianos, para cazarlo con una pregunta.

Se acercaron y le dijeron:
«Maestro, sabemos que eres veraz y no te preocupa lo que digan; porque no te fijas en apariencias, sino que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?».

Adivinando su hipocresía, les replicó:
«¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea».

Se lo trajeron. Y él les preguntó:
«¿De quién es esta imagen y esta inscripción?».

Le contestaron:
«Del César».

Jesús les replicó:
«Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».

Y se quedaron admirados.

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Todos deberíamos darnos cuenta de la gran diferencia que supone la vida que construimos como humanos: con nuestras reglas, normas (que no dejan de crecer) y sabiduría; siempre limitados a la inteligencia humana. 
Mientras que, por otro lado, tenemos a la Creación, de lo que todo surgió, y a lo que le debemos la existencia. 

Son dos conceptos muy diferentes con los que tenemos que convivir, pero a los que no les brindamos la misma importancia. 

Siendo realistas, habría que decir aún más; y es que la vida que construimos como sociedad es de una importancia ínfima, en comparación con lo que supone ser parte integral de todo lo creado. 

Por tanto, es obvio, que cuánto menos importancia le demos a la Creación, más inútil será nuestra existencia y paso por este mundo. 

Y si no lo creemos así, el problema que tenemos supera toda expectativa. Y de ahí, que el mundo en el que vivimos, no deje de ir a peor. 

Claro que el mundo que creamos como sociedad deba exigir sus propios mandatos y tributos. Lo que nunca debería ocurrir, como ocurre, es que se anteponga ese modelo de vida al que corresponde al de la Creación. 

Ese modelo de vida que creamos, siempre debería guiarse y tener presente modelo de vida que representa a la Creación. 

Y ya no es que se crea en un Dios o no, (allá cada cuál con sus pensamientos), sino en el hecho objetivo y racional de la existencia de la Creación. 

Y si no podemos negar tal cosa, por ende, tampoco deberíamos brindarle tan poca importancia. Ya que lo que hacemos, es negarnos la posibilidad de aprender sobre ello y de desarrollar nuestro pensamiento más allá del simple hecho de subsistir en este mundo hasta que la muerte nos llegue. 

De ahí, la legitimidad de dar al César lo que es del César, pero sin olvidar jamás, que todos, incluido el César, pertenecemos a la Creación. Siendo a Ella a la que nos debemos por encima de cualquier otra cosa.  

Sin duda, el mundo sería construido de diferente manera. 

Las sociedades que lo componen se comportarían de manera más responsable y coherente. 

Los mandatarios, así como los propios ciudadanos que los apoyan, lo harían desde unos principios y valores íntegros y saludables, siendo impensable la realidad en la que vivimos, y que es destructiva a todos los niveles. 

La Ciencia solo es el resultado de una inteligencia limitada a las reglas humanas. 

Sabemos que el Amor, y desde el Amor, todo se construye de la manera más correcta. Da una manera de pensar diferente, capaz de orientar nuestras vidas hacia una evolución sana y más avanzada. Pero no lo hacemos así. Y de ahí, que nuestras capacidades disminuyan, en lugar de crecer. 

Inventamos superordenadores cuánticos, y robots que puedan hacer lo que nosotros no podemos. Que lleguen más allá de donde lo hacemos nosotros. Pero todo no son más que migajas que recogemos de una Creación inconmensurable. 

Menospreciamos nuestras propias capacidades para lograr avanzar de la mejor manera, despreciando al Amor y a la propia Creación; siendo que son la puerta del conocimiento y el crecimiento interior. 

De Ella procedemos, de Ella nos alimentamos, en Ella crecemos y a Ella regresamos.

No existe otra cosa que pueda ofrecernos el crecimiento pleno y las respuestas que necesitamos. 

Y sí, "a la Vida, lo que es de la Vida". 

Nosotros somos de la Vida, y bien podríamos aprender de Ella: de su hacer y de su sino. 

Así debería haber sido desde siempre, generación tras generación. Aprender esa lección de vida, y tenerla presente por siempre. 


Imagen: Black_Sea (Px)

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