Somos ser filosóficos
Somos 'seres filosóficos', lo que marca una diferencia absoluta con cualquier otro ser vivo de este planeta y, en general, con toda forma inanimada. [Para mí, toda forma cargada de energía; capaz de generar, transmitir y compartir información, es una forma de vida más como cualquier otra. Todo ser vivo, en sí mismo, no es más que eso].
No nos basta con pensar y sentir, sino que hemos de imaginar también. Y todo ello nos sirve de estímulo y alimento para nuestro cerebro, haciendo que se mantenga vivo, activo y despierto; que para eso cuenta con las cualidades necesarias.
Dudas y preguntas surgen de manera espontánea, abriendo una puerta a la necesidad de darles explicación y sentido.
Se dice que "la necesidad agudiza el ingenio", lo cual es un problema, porque significa que el ser humano ha de encontrarse en situación de máxima angustia para decidir tomarse la vida en serio.
La Vida se merece todo nuestro respeto, pero sólo se lo dedicamos cuando nos va mal y peligra nuestra integridad física o propio existir. Y lo malo, es que no siempre se puede volver a un punto de retorno. Tarde o temprano, esa pretensión que el hombre tiene por jugar con la Vida se vuelve peligrosa, trayendo consigo unas consecuencias que ya no se pueden cambiar.
Hablo de nuestra salud, de las relaciones humanas, de la calidad de vida que entre todos construimos para todos ... Hablo del equilibrio que establecemos con el resto de seres vivos, con el planeta y la propia Vida.
Todos sabemos de la importancia que tiene todo esto para nuestro propio bienestar, pero, aún y con todo, sólo queremos valorarlo cuando lo perdemos.
Como reza el título de este blog, mejor será que nos pongamos al tema y cambiemos de una vez esta cultura del "querer hacer las cosas bien cuando es tarde", por otra que nos permita "disfrutar de todo momento e instante, sin que resulte tedioso ni embarazoso, el hacer las cosas bien". Al contrario, que se valore muy positivamente lo que se hace bien, y todo lo contrario para lo que se hace mal.
Si algún día el ser humano consiguiera tal propósito, quedaría para los anales de la historia como la mayor proeza hecha por el hombre. Y no sería para menos, porque este simple gesto haría posible la transformación del pensamiento hacia uno más generoso, global y unificado; del que brotara todo lo mejor que el hombre es capaz de sacar y ofrecer.
Y no quedaría ahí, porque cada generación venidera llegaría dotada con una mejor predisposición para hacer el bien, y a la que se le inculcaría y dotaría de las mejores herramientas para proseguir ese camino. La evolución haría el resto.
Pero, por desgracia, hasta que ese simple gesto no se lleve a cabo, -y si es que el planeta no se nos lleva antes por delante-, el hombre y todo lo que le rodea, estará predestinado al fracaso.
Comentarios
Publicar un comentario