Arte: Homenaje a Gustav Klimt



Gustav KLIMT,
el pintor rupturista que cada día se torna más popular.





Alfred Weidinger, curador del palacio-museo austriaco, Belvedere (donde esta «El Beso»), fue quién decidió que se celebrara los 150 años de Klimt con una exposición sobre sus relaciones con el diseño.



«El Beso», la obra maestra de Klimt,
es uno de los mayores atractivos turísticos de Viena.



Gustav Klimt (Baumgarten, Viena, 14 de julio de 1862 – Alsergrund, Viena, 6 de febrero de 1918) comenzó como pintor de interiores de grandes edificios públicos, desarrollando un estilo personal muy ornamentado. Pronto se convirtió en figura clave del movimiento modernista vienés, conocido como La Secesión, que irrumpió en 1897 criticando el arte académico de la época. Klimt no solo fue uno de los artistas icono de esa corriente «Art Nouveau austriaca», sino también un personaje clave de la vida vienesa en el cambio de siglo, cuando Viena era capital mundial del arte.

Su arte se caracterizo por el trabajo con la alegoría y la representación del desnudo femenino, muy sensualizado para la sociedad de entonces. Sus pinturas fueron recibidas con escándalo y censura en varias oportunidades, pero algunas de ellas – como la famosa «El Beso» - lograron cautivar al público de inmediato. «El Beso» se considera la obra cumbre de su “etapa dorada”, su madurez creativa.
Klimt fue bastante reticente a hablar de si mismo y dejo muy pocos escritos sobre su obra: "No existe ningún autorretrato mío". No me interesa mi propia personalidad como objeto de un cuadro, sino mas bien me interesan otras personas, en especial mujeres, otras apariencias”.

Según Weidinger, «El Beso» es hoy la obra de arte mas reproducida.


¿Qué tiene «El Beso» que no tenga la «Mona Lisa»?. “Es erótico, bello, sensible y moderno” adjetiva Weidinger. Por alguna razón, parece ser también muy contemporáneo.



Weidinger explica que para entender el legado de Gustav Klimt en la historia del arte hay que rastear su impacto en las artes aplicadas, especialmente el diseño. Klimt fue el líder de la Secesión Vienesa, una versión del Art Nouveau a la que se acogieron diseñadotes, arquitectos, escultores y pintores austriacos en los primeros años del siglo XX. Un movimiento sin manifiesto cuya obra cumbre es un edificio en cuyo frontis se lee: “a cada época, su arte; al arte, su libertad”.

Los artistas de la Secesión se unían en su ruptura del arte tradicional y buscaban crear un nuevo estilo libre de influencia histórica. Es un movimiento fraguado en el espíritu iconoclasta de la efervescente Viena de cambio de siglo, una ciudad revolucionada por los primeros escritos de Freud. “A Klimt no le interesaba la Academia; él siempre quiso trabajar con las artes aplicadas. Quería estudiar el efecto de distintos materiales en la obra y como hacer ilustraciones, grabados a gente que quería hacer diseño y es de eso se trata su obra”.



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