La sinceridad duele (Benedetti)

3.6.17

Mario Benedetti
"La sinceridad (...) siempre nos llevará a odiarnos un poco".
El ser sinceros siempre trae consigo la no simpatía o molestia de aquellos a los que nuestra opinión no les es favorable, lo que provoca, a su vez, una opinión negativa o dura de nosotros. Así que si lo miramos, el ser el causante de tanto despropósito nos crea cierta aversión a ser sinceros "del todo". De ahí, que en muchas ocasiones se desee poder contener tal reacción de plena sinceridad, y poder disfrutar de cualquier situación, sin que se produzcan alteraciones que rompen el ambiente. 

Hay un cuento en el que se explica como "la sinceridad se da siempre con los amigos, mientras que la franqueza, sólo para (muy, muy pocos) elegidos". 

Es decir, la sinceridad "no ha de contarlo todo", pero significa, por encima de todo, el no mentir. La franqueza, en cambio, no deja rincón oculto a la verdad. De ahí, que la sinceridad lleve a odiarnos un poco; porque sabemos que "no lo estamos diciendo todo", sólo hasta donde queremos o creemos que es lo necesario. 

Es contradictorio el sentir humano, porque, aunque todos pedimos y deseamos saber la verdad, pocas son las ganas de tener que lidiar con ella, o poco el valor de encajarla. De ahí, que a la sinceridad y la franqueza, terminen siendo como un iceberg, que solo enseña una pequeña parte de su inmensidad, mientras que el resto de mantiene oculto en las profundidades, haciendo que todo resulte más fácil para todos.

Sin embrago, es innegable, que para los que se atreven a zambullirse en las frías y heladas aguas en busca de respuestas, lo que van a encontrarse -a pesar de las dificultades y gran esfuerzo- es una realidad más bella; y a más profundidad, mayor es el conocimiento de la verdad y la experiencia de vida. Y eso, para los valientes que se atreven con ello, significa respeto, agradecimiento y grandeza

Comentarios

Entradas populares de este blog

El sentir del alma (Benedetti)

La rueda de la vida (E. Sabato)

Aborígenes del mundo

Si no se vive el presente, no se está vivo.

Abrir el corazón, duele (Benedetti)

Destino (Ernesto Sábato)