El Destino (W. Shakespeare).
Cita:
"El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos."
Parece que el hombre no deja de pensar que es el centro de todo y que puede permitirse el jugar con lo que le rodea. ¡Hasta con el Destino!.
Está el Destino como conjunto. Es decir, ése al que todo lo que existe está llamado a dirigirse. Y está el Destino más mundano, por así decirlo, en el que cada elemento y forma de vida, se labra su camino según avanza.
Así que según éste, creo que el Destino es quien pone el tablero, las cartas y las reglas de juego. Nosotros somos quienes jugamos si, pero en base a un destino que ya tiene todas las posibilidades y variables bien definidas, donde únicamente, debemos tomar el camino que cada partida da como resultado.
Así que según éste, creo que el Destino es quien pone el tablero, las cartas y las reglas de juego. Nosotros somos quienes jugamos si, pero en base a un destino que ya tiene todas las posibilidades y variables bien definidas, donde únicamente, debemos tomar el camino que cada partida da como resultado.
Las cartas (o sea, todo elemento a la espera de combinarse) las podemos barajar como nos plazca y cuántas veces queramos, que lo que importa es el juego que podamos abrir con las cartas que nos han tocado, y que según con cuáles combinemos, podemos encontrar un resultado u otro. Y aún así, muchas veces tendremos que conformarnos con otro resultado que el pretendido, ya que influyen muchos factores externos, que también buscan realizar "su juego".
Así pues, el destino no es que esté escrito o marcado como tal, para cada cuál o cada elemento del Universo. Lo que si ocurre, es que el resultado de cada juego que hacemos, ya significa un camino determinado, sin objeción alguna. Por lo que está en nuestra mano, dirigir nuestro juego, y apostar más o menos fuerte, por aquellas combinaciones que nos hagan ir por buen camino. De lo contrario, las variables resultantes, pueden ser de toda índole, quedando expuestos a un andar lleno de sorpresas con mayores o menores dificultades y pesares.
Así pues, el destino no es que esté escrito o marcado como tal, para cada cuál o cada elemento del Universo. Lo que si ocurre, es que el resultado de cada juego que hacemos, ya significa un camino determinado, sin objeción alguna. Por lo que está en nuestra mano, dirigir nuestro juego, y apostar más o menos fuerte, por aquellas combinaciones que nos hagan ir por buen camino. De lo contrario, las variables resultantes, pueden ser de toda índole, quedando expuestos a un andar lleno de sorpresas con mayores o menores dificultades y pesares.
La vida real no es un juego de cartas, por lo que tales combinaciones deberíamos hacerlas con precaución y pensando en sus consecuencias, ya que todos sabemos que debemos elegir por nosotros mismos, lo que trae unas consecuencias concretas, siendo realmente, las que van a marcar nuestros pasos y nuestro destino. Y aún así, deberemos estar preparados para aquellos resultados que son fruto del propio devenir de la partida.
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