La verdad, también puede ser divertida.
(Couleur/Pixabay)
Fausto - "Mundo, Demonio y Fausto"
Fausto: "Cuando la luz de la inteligencia se aplica al propio vivir, el misterio decae y con él la ilusión y el verdadero gozo".
Mefisto: "Es verdad, pero también lo es que en cualquier momento puede surgir una pasión que reinstaure la luna y todas las estrellas, como diría el poeta".
Fausto: "Mi edad ha pasado el límite en que eso es posible...y además, se trata sólo de un engaño".
Mefisto: "Hombre, si nos ponemos así...El amor un engaño, la vida un espejismo, un sueño. Bueno, y qué. También una novela es un engaño, ¿y acaso no disfrutas leyéndola?. ¿No se puede disfrutar lo mismo con la propia vida que con una buena novela?".
El secreto está en "dejarse llevar". Da igual que se trate de una novela o la vida misma. En ambas, sabemos que no es todo real, pero el interés y el disfrute está en "meterse en ella" y dejar que nos impregne de su espíritu; de su esencia; de "lo que nos quiere decir".
Hasta aquí, sí que es posible disfrutar de todo, aunque se sepa que no es "real", pero porque "queremos sentirlo como verdad".
La gran diferencia es que la vida ES ALGO QUE NOS ESTÁ PASANDO Y AFECTA A CADA SEGUNDO, teniendo que lidiar con lo que sentimos por parte de nuestra postura (propia actitud para afrontarla como seres vivos) y la que nos impone la sociedad (obligaciones como ciudadanos).
En ambos casos, la vida nos afecta de manera directa, no pudiendo inventarnos o excluir lo que cada acontecimiento y devenir nos hace sentir, sino que hay que afrontarlos. Y como ciudadanos, el panorama es desolador, ya que (dándonos cuenta más tarde o temprano) tenemos que vivir alimentando sistemas políticos, maneras de desarrollo y forma de vivir; SIENDO CONSCIENTES DE QUE NO SON ACERTADAS; QUE SE MANIPULA, MIENTE Y EXPLOTA, simplemente por la ambición, banalidad y ceguera de los poderosos, así como por la obediencia que los dirigentes les conceden y la poca responsabilidad ciudadana; que deciden el camino y modelo a seguir.
Ante esto, (y siendo realistas o sin perder la cabeza), resulta decepcionante, desesperanzador, triste y desilusionante nuestra existencia y paso por el mundo.
Tener que vivir, amamantando y sufriendo una realidad que se sabe negativa, al tiempo que se es consciente de que podría hacerse de otra manera, es lo peor.
Solo queda refugiarse en la responsabilidad que cada cual tiene, (creo que es pedir demasiado en vista de lo que hay), y que le hace actuar de manera fiel a sus principios y valores, consiguiendo ser lo más auténticos posible y vivir en la verdad que nos toca.
Aún y con todo, "la verdad puede ser también divertida". Y lo mejor de todo, que es real, no ficción.
El secreto está en elegir siempre vivir en la realidad de lo que pensamos y hacemos. Que esas dos posturas digan lo mismo. Y si además son actos y pensamientos que abogan por el bien, ya te digo que es lo más hermoso que se puede sentir.
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