Estar vivos por dentro
Todos tenemos una tristeza dentro
Estar vivos por dentro, conlleva necesariamente a exponer nuestro sentir de manera abierta y sin condiciones. Y cuando esto ocurre, nadie garantiza que todo salga bien.
Al parecer nadie puede escapar de sufrir por amor. Todos marcan y son importantes. Todos merecen la atención debida, y todos nos hacen crecer y sentir que la vida llega más allá de lo cotidiano.
Pero existe un amor que incide de manera profunda, dejando una huella que no se extingue por muchos años que pasen, ni por otros sucesos que ocurran en nuestra vida.
Se trata de esos amores únicos que, por la razón que sea, no se les dio la oportunidad de existir cuando era el momento, y para cuando se decide hacerlo, ya es tarde. Y esto crea una profunda sensación de tristeza y angustia, que siempre brotará al menor resquicio que podamos darle. Cosa que es más habitual de lo que quisiéramos, pero al ser un sentimiento tan auténtico y básico, no se puede evitar que salga.
Al parecer nadie puede escapar de sufrir por amor. Todos marcan y son importantes. Todos merecen la atención debida, y todos nos hacen crecer y sentir que la vida llega más allá de lo cotidiano.
Pero existe un amor que incide de manera profunda, dejando una huella que no se extingue por muchos años que pasen, ni por otros sucesos que ocurran en nuestra vida.
Se trata de esos amores únicos que, por la razón que sea, no se les dio la oportunidad de existir cuando era el momento, y para cuando se decide hacerlo, ya es tarde. Y esto crea una profunda sensación de tristeza y angustia, que siempre brotará al menor resquicio que podamos darle. Cosa que es más habitual de lo que quisiéramos, pero al ser un sentimiento tan auténtico y básico, no se puede evitar que salga.
Todos tenemos una tristeza por dentro. Llevamos una historia que nos causa tanto dolor, como emoción verdadera. Y esto, justamente, es lo que nos hace sentir vivos por dentro, en lugar de muertos.
Y esto, a pesar de la tristeza tan grande que supone el llevarlo por dentro, hace que no queramos deshacernos de su recuerdo. Porque, en el fondo, se sabe que es lo más auténtico y bueno que, quizás, podamos llegar a albergar.
La vida sigue, y muchos más acontecimientos y momentos maravillosos se han de dar, pero ese amor que fue, pero no pudo ser, siempre permanecerá vivo, recordándonos que los sentimientos y las emociones son lo que nos transfiere el carácter y la personalidad de la que gozamos.
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