Lo importante de vivir

Vida futura

Deberíamos pensar en el futuro

¿Qué pasará al dejar esta vida?.

¿Nos preocupa, y por eso tememos pensar en ello, o lo negamos y ya está?.
¿Nos preocupa, pero ya llegará el momento de pensar en eso?.

Lo importante de vivir, debería tener relación directa con el futuro que nos espera, y con lo que desearíamos que fuera, ¿no creen?.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito 3, 1-7

Querido hermano:
Recuérdales que se sometan a los gobernantes y a las autoridades; que obedezcan, estén dispuestos a hacer el bien, no hablen mal de nadie ni busquen riñas; que sean condescendientes y amables con todo el mundo.

Porque antes también nosotros, con nuestra insensatez y obstinación, andábamos por el camino equivocado; éramos esclavos de deseos y placeres de todo tipo, nos pasábamos la vida haciendo el mal y comidos de envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros.

Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor al hombre, no por las obras de justicia que hubiéramos hecho nosotros, sino, según su propia misericordia, nos salvó por el baño del nuevo nacimiento y de la renovación del Espíritu Santo, que derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, seamos, en esperanza, herederos de la vida eterna.

/> ¿Cómo poder convivir con gente que, ya de primeras, dice que, "siempre hacen lo que les da la gana"; y lo dicen llenándoseles la boca, como quién hace una hazaña o se cree mejor por ello?.

La respuesta es: nada.

No se puede hacer nada de nada, con gente que no quiere, por convicción, ser buenas personas y convivir, bajo unas normas sensatas y coherentes, con los demás.

Y esto es algo que se da en las familias, no hace falta ir hacia los de fuera de ella. Con éstos, por lógica, es mucho peor, porque no les une ni la sangre.

Con el paso de los años, y cuando la salud no les permite "hacer lo que les da la real gana y, además, se les ha de cuidar"; y no hablo de personas mayores, sino de toda persona que no puede valerse de sí misma; es cuando se vuelven lo más falsos posible, sacando un comportar lastimoso y pobretón, para que la gente buena les ayude y no los mande a freír espárragos. Pero esto no siempre les funciona, porque las personas buenas, también tienen un límite. También tienen que cuidar de que su entorno no quede perjudicado y se creen problemas. Y todo, por la gente que dice "hacer siempre lo que les da la gana".

Esta gente suele tener problemas con la familia, los amigos de los que se aprovecha y les chupa la sangre, con la ley, los bancos, hacienda...
Es decir, que son gente que, por querer hacer siempre lo que les da la gana, dejan de saber comportarse de manera responsable, cívica, sensata y honesta; atrayendo los problemas como un perro hambriento y enfermo a las pulgas.

Y dice san Pablo a Tito: "...con nuestra insensatez y obstinación, andábamos por el camino equivocado; éramos esclavos de deseos y placeres de todo tipo, nos pasábamos la vida haciendo el mal y comidos de envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros.

Esto no es nuevo. No es de ahora. Como vemos, el mal siempre ha existido. Pero, eso sí, "Jesucristo nos indicó lo que era necesario y el camino a seguir". No podemos decir que nadie nos lo dijo.

Así que si, a día de hoy, seguimos con la misma historia, es porque no nos da la real gana de hacer lo que debemos y seguir el camino correcto.

Aún así, todos somos hijos de Dios, y por uno sólo que decidiese convertir al bien, será visto a los ojos de Dios, como un hecho verdaderamente grandioso. Merecedor de la mayor fiesta jamás celebrada. Porque es ahí donde existe un inmenso mérito; más que para las personas que hacen el bien de manera cotidiana, porque creen en ello y son conocedores del bien que significa para sus vidas.

Si la humanidad creyera firmemente, en que la vida que en verdad importa, es la que llega después de dejar este mundo terrenal; y que todo lo que hacemos, pensamos y sentimos, es lo que va a hacer que podamos disfrutar de una vida eterna, mejor o peor, seguro que dedicaríamos el tiempo en aprender a ser mejores personas y mejores seres vivos, para con los demás y para con la propia Vida.

Si fijamos nuestra mirada en la vida que está por venir, (esa que es el futuro), deberíamos de dejar de molestarnos e irritarnos por todo lo que se hace mal y por quienes lo hacen. Porque al enfadarnos, protestar y pelear, pasamos a hacer el mal y a negarnos la posibilidad de tener una vida futura llena de paz y alegría.

Esto significa, enfocar la mirada en ser buenas personas, y si hay que aguantar todo el sufrimiento del mundo, pues se guanta. Y se hace por convicción, creyendo firmemente en que la vida que está por venir y que a todos nos llegará el momento de experimentar, se merece toda nuestra atención y esmero.

Un ejemplo:
Cuando a los hijos se les manda a estudiar y se les dice que se han de esforzar por aprender todo lo posible, no se les dice por decir, sino que se piensa en el futuro que pueden tener. Son niños, pero los adultos saben que es muy importante el aprendizaje, la responsabilidad y el esfuerzo, para que el futuro pinte lo mejor posible.

Pues si damos máxima importancia al futuro, para una vida que alcanza los 80, 90, ...115 años de duración; ¿cómo puede ser posible que que nos importe tan poco la preparación para la vida eterna?.
Y aunque no sea eterna, seguro que la vida seguirá el la forma que sea; y seguro que será imprescindible el llevarse de aquí un alma lo mejor cualificada posible.

El mundo está lleno de maldad y falsedad. Luchar contra eso, ¡hasta en la propia familia!, se hace una tarea ardua e inútil.
Sí, algo hay que decir. Que nadie diga que no se dice lo que es correcto, cívico y sensato. Pero hay que dejar hacer a los demás lo que cada cual elija. Y el que opte por pensar en la vida que está por venir, ya sabrá que ha de aguantar todo lo que le venga encima; incluido los insultos, vejaciones, mentiras, ya hasta perder la vida, si es eso lo que los otros desean.

Al final, en esa vida futura, nadie podrá dar marcha atrás. 
La Vida siempre va hacia adelante.

Todos debemos elegir, qué vida querremos tener, lo mismo que pensamos en el futuro de los hijos, o el nuestro propio, en este mundo.

Imagen: KELLEPICS (Px)

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