Hijos felices
Siete cosas que nunca te contaron
para lograr que tus hijos sean felices
https://www.elmundo.es/yodona/2014/11/24/54730106ca4741fa1a8b4573.html
Imagen: pasja1000 (Px)
Hacer caso al Reloj Biológico sobre ideas preconcebidas o a soluciones extremas en la pareja para recuperar el anhelo, nunca van a servir de justificación a la hora de traer una vida al mundo.
Las circunstancias personales y sociales, son las que son. Y ellos llegan para padecerlas y sufrirlas, -en positivo y negativo-, sin más remedio.
Pensar en el futuro, a corto y largo plazo, es fundamental para llevar a cabo cualquier proyecto. Cuánto más, cuando se trata de concebir un nuevo ser.
Y es que a él nadie le pregunta "si quiere venir". ¡Se le obliga a hacerlo y punto!. Como para, encima, tener que aguantar que no se le conceda el tiempo, ni los cuidados o recursos, ni la educación que se merecen.
La cuestión no es "saberlo todo" sobre cómo hacer que los hijos sean felices, sino, el ser conscientes de lo que supone traer una vida nueva a esta sociedad y este mundo.
Hablamos de ser consecuentes y responsabilizarnos de nuestros actos, más allá del deseo particular y egoísta al que llamamos "amor", y que en muy pocos casos es real. Y de serlo, ese sentimiento también contaría con el contraste de la realidad que se vive para elegir la mejor opción. Porque ese nuevo ser no quiere la perfección, pero tampoco que su vida sea un sufrimiento tras otro. Lo normal sería contar con un mundo con los recursos suficientes para proporcionarles el cuidado necesario. Sin embargo, a día de hoy, existe un alto índice de pobreza infantil en los países llamados del "primer mundo". Cuánto peor en el resto del planeta.
Antes se tenían hijos, a parte de por amor, para que ayudasen en las tareas y poder "salir adelante". El esfuerzo era una constante vital en la vida de las gentes.
Hoy, también se tienen por amor, aunque hay "amores y amores". Ya no se traen al mundo para que ayuden a las familias a salir adelante, sino como un "regalo" que nos concedemos para alegrar nuestras vidas y llenar nuestro espíritu. Y claro, bajo esta perspectiva, a ninguno se le ocurre el "mirar por esa vida", ya que es un regalo "que se desean conceder.
Esta vida nace y se encuentra con mucho amor, en la mayoría de los casos. Todo son cuidados y mimos, aunque esto va cambiando según crecen. De ese "hacérselo todo" con todo el amor, pasamos a riñas continuas por el hecho de que "no quieren hacer nada". Cosa lógica, ya que ha sido la educación recibida. No se le puede pedir peras a un olmo.
Esta diferencia de conceptos entre antes y ahora, hace que la sociedad cambie. Hoy impera la ley del mínimo esfuerzo, con lo que las personas cargan inevitablemente con un cúmulo de debilidades internas que los dejan vulnerables e indefensos a cualquier situación. Y todo, por no haber crecido en la cultura del esfuerzo, sino en la de las comodidades, el pedir y el que me hagan.
Así que no se trata de un mundo perfecto, sino de que las personas hagamos uso de la suficiente cordura, como para tratar el tema de los hijos con todo el respeto, rigor y conocimiento.
Si a esto le sumamos, que somos la única especie que hace caso omiso a los dictados de la "madre" naturaleza, el resultado es el caos, la destrucción y la desesperanza.
El ser humano, (poco afortunado hasta para su definición), dice amar, pero no tiene ni idea de lo que esto significa. De hacerlo, respetaría la vida por encima de todo.
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