El camino

La Verdad no tiene que ser lo que una mayoría opine, ni lo que el poder designa. Tiene que ser la verdad.

Hacer el Bien

Todos tenemos la libertad para razonar y elegir en lo qué creer, el cómo ser y cómo comportarnos. Pero eso no significa que sea lo correcto. ¿De qué nos sirve entonces?

Un ejemplo de que no nos sirve de nada y de que es negativo, es cuando estamos en un entorno en el que sabemos que si no hacemos lo correcto, todos van a descubrir quiénes somos de verdad. Y eso nos disgusta enormemente. 

Un ejemplo más claro aún, es cuando nace nuestro bebé, y queremos ofrecerle el mejor comportamiento posible para que aprenda a ser una buena persona. 

Pero claro, esto no es algo que se aprenda o nos salga de manera repentina, sino que lleva un proceso de años, de experiencia y de puesta en práctica; siendo lo que vamos a transmitir a nuestros hijos. 

Entonces, ¿qué es lo correcto?. 

Lo correcto es todo lo que nos acerca a la verdad. Y digo, "acerca", porque vamos conociendo más y más, según avanzamos. Por tanto, hablamos necesariamente de sentir, pensar y actuar; en la forma, manera y medida en la que podemos mejorar como seres vivos, como seres humanos e individuos que pertenecen a una sociedad "ci-vi-li-za-da". 

Cuando digo que "a la Verdad le basta con un 0,01% de posibilidades", me refiero, a que la Verdad solo necesita un camino, no dos, ni tres, ni cientos de miles. Y de ahí que toda posibilidad tenga que ser estudiada. Porque lo que NO es verdad, por mucho que sea lo más aceptado, siempre será mentira. 

Esto supone, que el 99,9% de todo lo que damos por hecho, es falso. Es decir, no sigue el camino de la Verdad. No estamos eligiendo mejorar como personas. Solo elegimos conformarnos con lo que nos va bien, o con lo que no conlleva un esfuerzo mayor del que queremos ofrecer, o con lo que no nos crea problemas con la sociedad del momento. 

Por esto, es que no importa lo que gobernantes, intelectuales, profesionales y famosos digan, porque lo que importa es si estamos mejorando cada día y a cada instante para ser mejores personas

Y para eso no hace falta que alguien nos lo diga. Basta con sentir, pensar y actuar con una moral sana y saludable. De esa que queremos transmitir a nuestros hijos cuando nacen, pero que se desvanece y desaparece nada más lidiar con la realidad de cada uno. Es decir, con lo que cada uno es "de verdad". 

Cuando hacemos que todo parta del Bien, enseguida sentimos bienestar, paz y plenitud. Sentimos un orgullo sano, porque sabemos que hemos hecho lo correcto. 

Sin embargo, cuando no nos importa el Bien, y nos da igual el cómo somos y lo que hacemos, todo se convierte en angustia, estrés, dolor, enfrentamiento, desunión y sufrimiento. 

Entonces, ¿cuándo es el momento en el que debemos elegir el Bien?. 

El momento debería ser a cada instante de nuestra existencia. Eso es lo que nos hace ser mejores y criar a unos hijos de la mejor manera. Hijos, que serán los adultos y que enseñarán a la siguiente generación a crecer sanamente y de la mejor manera. Y así, con ese hacer, generación tras generación, lograríamos evolucionar realmente. 

Esto no es una cosa de un día, ni se produce pidiendo milagros. Esto es una tarea diaria. No hay que dejarlo para mañana, porque mañana ya es tarde. 

Todo puede ser posible, pero no todo a la vez, ni todo lo que deseamos que sea. Todo no vale. 

La Vida siempre sigue el camino que la hace mejorar. Y solo así, es que puede mantener su existencia de manera infinita. Y esto no es algo que consigue yendo cada cual por su lado, sino todos a una. 

El ser humano, por desgracia, es el único ser vivo que se caracteriza por hacer lo que le da la real gana, queriendo manipular y dominar sobre el resto de seres vivos, el planeta y la propia Vida. Craso error. 

Por tanto, luchar por el Bien Común debería ser trabajo de todos, no solo de una parte. Esto nos ayudaría a "saber elegir" de manera correcta y sentirnos satisfecho y honrados por ello. 

Imagen: geralt (Px)

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