El Mal y el Bien en el humano

Bondad y Maldad, parte natural del humano.

El humano y su ¿natural? predilección por el Mal

[...] Se ha resumido el carácter de la maldad humana o perversidad en nueve rasgos que han llamado "factor oscuro de la personalidad" o "Factor D". Estos rasgos "maximizan el interés individual" conscientemente "sin tener en cuenta su inutilidad ni el daño que puede ejercer sobre otra persona o los demás". (Wikipedia)

Rousseau afirmaba que "el hombre es bueno por naturaleza" y es la sociedad la que lo corrompe; asimismo, "no hacer el bien ya es un mal muy grande".

Para Thomas Hobbes, inversamente a Rousseau, el hombre es malo por naturaleza y a causa de un egoísmo fundamental y por un primario instinto de supervivencia en la guerra de todos contra todos, "es un lobo para el hombre".

Spinoza afirma que lo bueno es todo lo que es útil para nosotros, mientras que el mal es "lo que sin duda sabemos que nos impide poseer todo lo que es bueno". Además afirma que "el conocimiento del mal es un conocimiento inadecuado".

Voltaire, en cambio, no distingue entre el mal de la naturaleza o físico y el mal moral o perversidad y rechaza la doctrina del pecado original, pero sin embargo proclama la existencia del dolor y su conciencia en el hombre y el beneficio de la esperanza.


/> Bueno, diría que hay tres conceptos a tener en cuenta. 


Uno, es que al nacer se está desprovisto de todo conocimiento y capacidad de raciocinio. Cosa que ocurre con todos los animales. Es la educación (a posteriori) que le proporcionan sus progenitores (sobre todo) y el resto de la comunidad, quienes moldean un pensamiento concreto. Y que junto a las propias experiencias, serán las que pulan definitivamente la manera de ser y ver el mundo; y, por supuesto, lo que se considere bueno y malo. Lo cual, es diferente según la época en la que se vive, el lugar geográfico, las tradiciones y normas de cada sociedad, la clase social, la condición de género y la información genética. Esto hace que lo que pueda ser terrible para unos, para otros esté bien visto, y para otros que carezca de importancia. 

El segundo concepto tiene que ver con esos instintos básicos, y que en el caso de los seres humanos, estamos provistos de un cerebro que es capaz de razonar acerca de todo lo que ve, toca, escucha, huele, degusta, siente e imagina. Esto lo insta a querer saber. Se hace imprescindible el "situarse" en el mundo que le rodea, porque eso le hace sentir seguro de sí y feliz con lo que es. En el resto de animales esto lo consiguen por la fuerza bruta; cosa que también le ocurre al humano que no evoluciona. Es como levantar una pared que impide a ese instinto (único en el humano) destacar y desarrollarse. Con lo cual, sin capacidad de raciocinio, se hace imposible el mejorar como seres humanos y convertirnos en personas de bien. No permitimos que el Bien pueda expresar lo que es, mientras que al Mal se le concede todo. Esto tiene que ver con las debilidades internas (orgullo, ego, celos, ambición, miedo...), y que son fruto de una mala educación. 
Así que solo con dejar salir ese instinto natural del uso de la razón, el humano podría elegir el Bien sobre el Mal, para dar sus pasos. Pero, para eso hay que educar a los hijos desde esa misma perspectiva y permitiendo que refuercen sus propias herramientas internas que los lleven a elegir por sí mismos lo que es correcto y evolucionar. 

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Por otro lado, y como tercer concepto, no hay que obviar "lo que la propia naturaleza nos enseña", y que hace posible que todo sea como es y que haya alcanzado tal nivel de perfección. Cosa que no es por azar ni casualidad, sino por una manera específica de actuar, basadas en unas reglas y leyes fundamentales. Porque la Vida (el universo y todo lo que existe) no es que haya sido siempre así. Ha tenido que ir aprendiendo de la propia información recogida, e ir mejorando cada vez. Cosa que el humano no hace ni a palos. Tropezamos una y millones de veces con la misma piedra. Vivimos arrastrando los mismos problemas (lo que nos lleva a crear otros nuevos), sin importarnos ser unos completos incompetentes, ni el poder ser un problema para el resto de la Vida. 

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Por tanto, se puede asociar a el Bien a toda acción que permita el crecimiento, desarrollo, transformación y capacidad de evolución de una manera equilibrada, armoniosa, sostenible y saludable entre todo lo que existe; creando una cohesión fácil, fuerte y comprometida, como conjunto y por separado. 

[Ya lo dice Euclides. Las nociones comunes de Los Elementos son:

1. Cosas iguales a una misma cosa son iguales entre sí.
2. Si se añaden iguales a iguales, los todos son iguales.
3. Si se sustraen iguales a iguales, los restos son iguales.
4. Las cosas que coinciden una con otra son iguales entre sí.
5. El todo es mayor que la parte.]

Por tanto, el Bien no solo sirve para crear una unión fuerte y alcanzar unas posibilidades mayores que por separado, sino que, además, hace que por separado se tenga una misma visión de crecimiento sano y se cree un compromiso innato el el ser. 

Así mismo, se puede asociar a la Maldad, a toda acción contraria a la del Bien, y que desembocan, irremediablemente, en un crecimiento desigual, a destiempo, independiente, separatista, egoísta, ...lo que lo hace débil y destructivo en sí mismo. 

Esto nada tiene que ver con ningún tipo de pensamiento filosófico ni moral. Ni mucho menos, con mi propio pensamiento. Es la pura realidad que podemos observar en el hacer diario de la Vida en cualquier ámbito y entorno

En la naturaleza de cualquier forma de vida, así como en el propio universo, se conjugan diversas acciones que son primordiales para su buen funcionamiento. Está la unión; el compartir toda información; un funcionamiento "en equipo", donde todo tiene sus etapas y sus tiempos, acorde al resto y en pos del mantenimiento del equilibrio como conjunto. 
Está claro, que eso se da también en los seres humanos, pero solo a nivel interno. Es decir, en el funcionamiento de su propio cuerpo, y que no le pone atención, excepto cuando nos 'habla' a través del dolor, porque algo malo le ocurre. 

Ahora, partiendo de esta base, y después de lo expuesto, háganos de nuevo la pregunta: ¿nace el ser humano, de manera natural, orientado para el bien, para el mal, o carente de condición alguna?

Pues, según lo dicho, se puede decir que todo lo que existe tiene por naturaleza unas directrices muy concretas, que permite a la Vida crecer y desarrollarse "de la mejor manera". Esto es, aplicando el Bien. Es decir, aplicando lo que sabe que "le hace bien". 
Pero, claro, el universo y todo lo creado, excepto el hombre, tiene un mirar cómo conjunto, no como estructuras y elementos individuales. 

El ser humano solo debería seguir ese modelo de existencia para crecer de la mejor manera junto con el resto de la Vida. El problema es que no lo hacemos. Somos los únicos seres vivos que decidimos aprovecharnos de todos lo que nos rodea (incluso entre nosotros mismos) por puro dominio, conveniencia y ambición. Eso es aplicar la Maldad como modelo de existencia. 

Esta maldad comienza en el instante en el que el hombre decide prosperar aprovechándose de los demás. Esto crea desigualdad, miedo, corrupción, competitividad, hipocresía, mentira, ambición, excesos... Lo que influye directamente en la calidad de pensamiento: raciocinio e inteligencia

Pensemos por un momento en el mundo que nos rodea y la historia que llevamos acuestas. 
Nada de lo que vivimos en el pasado, ni lo que estamos viviendo hoy, puede decirse que sea casual. Al contrario, todo es pura "causalidad". 

"Hay todo un pensamiento concreto y un sistema creado en torno a él", que hace posible que la sociedad sea como es. Y como resultado de este pensar: El Mal está por encima del Bien, no porque el hombre lo lleve en los genes de manera natural, sino, porque el Mal proporciona al sistema (creado por el propio hombre) lo que necesita para existir

Ahora pensemos en lo que el Bien necesita para su sustento y su existir. O mejor aún, "en lo que no necesita". 

No necesita dinero, ni competitividad, ni poder, ni armas, ni guerras, ni violencia, ni apariencia, ni clase social, ni países de primera, segunda ni tercera categoría; ni riqueza, ni materialismo, ni mentiras, ni lujo, ni avaricia, ni ambición, ni excesos, ni vivir eternamente a base de pastillas y operaciones que solo prolongan años, pero no calidad de vida, ni seríamos una plaga para el planeta que no lo deja respirar... Y así podríamos seguir un buen rato, llegando a la conclusión, de que el Bien no puede sustentar el mismo Sistema que sustenta el Mal. Sencillamente, porque hacer el bien nos convierte en personas humildes, sencillas y respetuosas con la Vida. Con hábitos sanos y en concordancia con lo que hace bien a todos y a todo. Con justicia y bondad

La unión, el compartir, la ayuda, el trabajar lo necesario, el consumir lo justo, el ver en los demás a un hermano y al resto de los seres vivos como parte de un conjunto que nos acoge a todos, el cuidar de lo que nos rodea, ...hace que el Bien no sea nada rentable para el Sistema. Eso, según nuestra mentalidad, no da ganancia ni clase. Es una ruina. Gente responsable y con cariño a la Vida (?!)... ¡Puf!, menudo rollo. 

De ahí, que siempre sea el Mal el que se ha de proyectar, promover y transmitir. Porque es de él, del que parte toda la ganancia y sustento para el Sistema. Y de ahí, la cultura del consumo desmesurado, la explotación de los recursos del planeta, el dinero como máximo exponente de prosperidad y vida plena. Pero, lo que se nos pasa y olvidamos (muy convenientemente), es que el Mal solo supone destrucción. Y de ahí, todo el sufrir que nunca hemos dejado de arrastrar. 

Ahora que sabemos el porqué, la respuesta a la felicidad es más que obvia. Y el porqué de la eterna infelicidad, también. 

Sabemos que es imposible que el hombre y la sociedad cambie de mentalidad. 

Somos conscientes de que con esta manera de vivir, que tanto sacrificios y sufrimientos nos regala, es lo que apoyamos y ayudamos a crear. 

Cavamos nuestra tumba y la de los que traemos al mundo, así como a todo lo que vive en el planeta, y al propio planeta. 

Es lo que hay, si. Pero que nadie se atreva a decir, "que esto es porque los seres humanos nacemos con una maldad preconcebida". 

Por tanto, lo que hace falta son adultos, de verdad, con un pensamiento sano y responsable, que dediquen su vida a transmitir el buen hacer para con la Vida, y así, que cada generación siga ese mismo ejemplo y vaya creciendo y aumentando esa proyección en el buen hacer. Seguro que ese mundo sería posible. Eso que nadie lo dude. Pero somos demasiado inmaduros, no por naturaleza, sino por dejadez. 

Y tampoco hay que equivocarse, y pensar que el Bien no sirve para avanzar en Ciencia y Tecnología, por ejemplo. Somos seres filosóficos, y eso siempre hará que tengamos preguntas que hacernos y desear conocer las respuestas. La diferencia con el Mal, es que el Bien siempre sabe marcar los límites y los pasos correctos a dar, sin perder el equilibrio con la Vida y ofreciendo soluciones, en lugar de problemas. 

(Fotos Pixabay: 1: AD_Images /otras: 18121281)

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