La Desigualdad, ¿de dónde parte?.
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Desde siempre, la humanidad ha tenido a bien el marcar diferencias.
Es como si algo por dentro los hiciera combativos y tuvieran que marcar territorio, mostrando su fuerza y poder ante los demás.
Esto ha provocado que la sociedad forme clanes, clases, castas y niveles de estatus sociales, que desde el gobierno se ha incentivado, haciendo políticas que benefician más a unos que a otros. Pero, la sociedad no arremete contra los gobiernos, sino contra aquellos que pueden vivir mejor.
Los pobres se quejan de los ricos, culpándolos de que se aprovechen de ellos. Cosa que no es del todo incierta, pero que no sucede, simplemente, porque sean ricos.
Los ricos con la mirada fija en su ombligo, son incapaces de ver el sufrimiento del resto. Y esto, por supuesto, no los convierte en culpables. Aunque, si que debieran reconocer, que su dinero les da el poder para comprar al sistema, aprovecharse de recursos y personas, con métodos poco éticos, para hacerse con una mayor riqueza.
Pero, aún así, esto tampoco los convierte en culpables de la pobreza en el mundo. A lo más que llega, es a delitos por comportamientos ilícitos, a la hora de gestionar sus finanzas y negocios.
Entonces, ¿por qué existen los pobres y los ricos?.
Pues es por algo muy fácil y simple de comprender.
Los gobiernos ponen las leyes y las normas. Son los que ponen en marcha un sistema con el cuál dirigen y marcan los designios de mundo y sus gentes. Y son los que incentivan y consienten las 'malas artes', dentro de un sistema hecho para ofrecer los mismos derechos y libertades a todos sus ciudadanos, pero, que en cambio, utilizan arbitrariamente para su conveniencia.
Existen las diferencias, porque los gobiernos así lo desean.
Con los impuestos que pagamos en el mundo, bien podíamos tener un bienestar garantizado. Sin embargo, los gobiernos lo despilfarran y malgastan en proyectos que a la sociedad ni les va, ni les viene; pero que marcan diferencias y ofrecen la excusa perfecta para manipularnos y someternos a su voluntad.
Los ricos entran en ese juego, porque quieren ser más ricos. Lo que no les convierte en culpables de la pobreza, solo en personas sin corazón, que prefieren el dinero a la igualdad.
A los pobres se les mete contra su voluntad, porque no tienen los recursos para exigir lo contrario.
Los gobiernos tienen la sartén por el mango, siendo ese el juego que les interesa, sin que los ricos o pobres, tengan la verdadera responsabilidad.
Son los gobiernos los que tienen que educar a la sociedad en un comportamiento responsable, inculcándoles unos valores concretos, haciendo que el sistema funcione para crear los recursos y las herramientas necesarias, para que todo ciudadano disponga de las mismas oportunidades que lo hagan desarrollarse adecuadamente. Y con ellos, el propio sistema, que se erguiría fuerte, saludable y con un futuro fiable.
Pero esto no es así.
La única alternativa de igualdad y justicia, es que los ciudadanos se mantuvieran unidos; cosa imposible de darse, ya que es el propio ciudadano, con su inconsciencia, quien impide que esa unión se haga factible. Y sin ello, el sistema sigue ganando y haciendo que existan ciudadanos de primera, segunda, tercera, cuarta.., y todo tipo de capas sociales, con el único propósito de mantenernos bajo su yugo.
En el fondo, si dejamos que todo esto pase, es porque, gobernantes y ciudadanos, pecamos de soberbia y gusto por los excesos, lo que nos hace picar en el cebo que se nos lanza.
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