¿Por qué lloramos?.
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Lo que define a todo lo que existe, es la consecuencia de "aquello para lo que fue creado". Y está claro, que en el caso de la raza humana, fue para SENTIR la vida y lo que supone, en el más amplio de los sentidos. Quizás, solo justo por debajo del siguiente 'paso o rasgo' evolutivo: hacer todo con la mente.
Es decir, comunicarse telepáticamente, mover objetos con la mente, ser parte consciente de la materia que nos rodea; de su fuerza y posibilidades. Por lo que el futuro cuerpo, no tendría que disponer de tanta masa muscular, por ejemplo. Lo que cambia el aspecto general de la raza, porque las necesidades de su cerebro, será lo que defina las cualidades de las que goce.
En el caso de nuestro cerebro, ese querer sentir lo que le rodea, hace que se le dote al cuerpo de los mecanismos precisos para la expresión y el desahogo de una amplia gama de estados de ánimo. Como, por ejemplo, el hecho de que dispongamos de las glándulas lagrimales, no solo para optimizar y garantizar el buen funcionamiento de los párpados, -obviamente-, sino como soporte para transmitir y 'sacar hacia afuera' aquello que sentimos en lo más profundo de nuestro ser, delatando un sentir que nos llena, inunda y ahoga, que termina por desbordarse sin remedio, a través de cualquier medio a su disposición, y con la única razón de aliviar nuestros niveles internos y mantener el equilibrio en el cerebro.
Hay que pensar, que las subidas o bajadas súbitas del estado de ánimo, -sea por la razón que sea-, producen una alteración en nuestro cuerpo de iguales desproporciones, siendo en nuestro cerebro (centro matriz de todo el cuerpo) donde se dan las peores circunstancias, por lo que de no existir medios para aliviar semejantes tensiones, el cerebro explotaría de la presión.
Hay que pensar, que con los humanos, la Naturaleza tiende a buscar un equilibrio más preciso con la Vida. Que, por supuesto, otra cosa es que vayamos por ese camino. Que no lo hacemos, obviamente. Más bien, actuamos de manera contraria. Aunque, imagino que algún día nos daremos cuenta de lo importante, y también, de que será tarde y del valioso tiempo que hemos desperdiciado en destruir todo aquello que merecía la pena.
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