¿Realidad o ILusión?.


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La ilusión es la manera que tiene nuestro cerebro de ambientar todo lo que percibimos, tanto del exterior como interior; supuesto o real.


Esto significa, que según el toque que le ofrecemos, las cosas se viven de una manera u otra, aunque se hable de una misma situación.


Se puede vivir con tristeza, angustia, normalidad o indiferencia. Porque lo que cuenta es el tipo de realidad que aplicamos.

Y este es el gran problema.


No puede ver igual la vida, alguien al que se le ha permitido saltarse, acortar o evitar sus trámites; a otra que ha tenido que ir pasando por algunos, o incluso, por cada uno de ellos. 

Y no hablo de la experiencia, -eso es una consecuencia-, sino de cómo una misma situación, unos tienen que gestionarla en primera persona, como sabe o como ha aprendido. Mientras, que a otros, ya no es que opten por saltarse pasos, sino hay a quienes se las gestionan o ayudan a hacerlo.

Por tanto, son baremos que catalogan a la realidad existente, en un determinado escalafón de esfuerzo,  lo que las dota de una mayor o menor verdad. 

Cierto, que el carácter ayuda a un tipo de ejecución diferente para cada caso, pero lo que define a una realidad objetiva, clara y a vista de todos, es la INFORMACIÓN con la que somos capaces de contar. No siendo igual para unos que para otros, lo que provoca diferentes realidades, y no UNA realidad.

Así, que aunque sea en el cerebro donde se visualiza cada hecho o emoción, -y sea desde él de dónde partan nuestra concepción de la vida-, resulta que TODO PARTE del tipo, la calidad y cantidad de la información (datos) que nuestro cerebro alberga. Siendo desde ahí, de donde parta el aporte a la hora de calificar cada situación, derivando en unas consecuencias propias y originales para sentir y ver la vida, según cada uno, y no de manera objetiva o generalizada. 


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