El cuerpo no es nuestro
Fe y Ciencia no tienen que estar reñidos
- Cuerpo, es toda figura física que existe, (visible o no, porque todo está conformado por partículas, sean del tipo que sean, y éstas ya son algo físico en sí mismas).
- Espíritu, es la energía que toda partícula contiene; y que se traslada a todo elemento, forma y estructura de Vida que conforman.
El Espíritu, es lo que da vida a todo lo que existe. Por tanto, el espíritu es una energía que ya existe antes que la propia forma que adopte.
La Ley de la Conservación de la Energía afirma que "la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma". Y siendo así, significa que todo lo que existe es energía, y que ésta habita en toda partícula que, a su vez, también existe. Por tanto, si existe una cantidad de energía determinada, también lo es el número de partículas que existen; significando que el universo y todo lo que existe está limitado, en cuanto a la cantidad de elementos, formas o estructuras que se pueden crear, y que solo varía en tanto al tamaño de cada una de ellas. Es decir, podrían estar aglutinadas en una sola estructura, en miles, o en millones de millones de trillones; pero sin exceder al número de partículas que existen. Y es que la energía, en sí misma, está conformada por parte de esas mismas partículas (que no se crean ni se destruyen, solo se transforman).
Por tanto, el Espíritu da vida, (transmite energía), en tanto y cuanto existen partículas que la acogen. Y aunque las partículas no adoptaran forma alguna, ellas existirían y la energía que emana de ellas, también. Es decir, que el Espíritu existiría y tendría vida, aún sin tener una forma o cuerpo definido, pero siendo cuerpo, aún así.
- Alma, sería, por decirlo de alguna manera, nuestra parte psicológica: aquella que recoge toda información relacionada con lo que pensamos y sentimos, de la manera más profunda, honesta y sincera.
Es decir, sería el 'yo' real. El de verdad; sin tapujos, mentiras o apariencias. Sería "lo que hay en realidad, de la manera más absoluta e irrebatible". Y que, según lo dicho del Espíritu, el Alma es algo que brota después de éste, y solo de aquellas formas o estructuras que pueden "sentir".
[Por ejemplo, una piedra no debería tener alma, ya que no siente ni padece].
Cuando se dice, ..."se nos llena el alma o tengo el alma rota", nos referimos a que "sentimos una plenitud total, tanto en lo bueno, como en lo malo". Notamos como nuestras sensaciones y emociones, sobrepasan y llegan más allá de nuestro cuerpo. Nos desbordan. Nuestro cuerpo (nuestra mente) no puede contener tal nivel de sensaciones, y notamos como se 'derrama' o se expande más allá de lo que somos. Notamos como conectamos con la Creación.
Entonces, siendo que el alma tiene que ver con lo que sentimos ...¿tienen los animales alma?.
Está claro que los animales son capaces de sentir, ya que tienen sistema nervioso y cerebro. Por tanto, sí deberían tenerla.
¿Y las plantas?...
Según algunos estudios, aunque las plantas no tienen sistema nervioso ni cerebro, sí que hacen uso de "respuestas fisiológicas" que pueden compartir entre ellas para avisar de los peligros; por ejemplo, para evitar ser comidas, evitar perder más agua, o a crecer hacia otra zona de la que existe un peligro real a no subsistir o dejar de existir ("morir").
[...] La botánica estadounidense Sandra Knapp resume algunos de los hallazgos científicos sobre las plantas en las últimas dos décadas. Se ha descubierto que las plantas tienen sensaciones que les ayudan a reaccionar ante las amenazas a su supervivencia y a otros eventos en el medio ambiente y a enviarse entre ellas señales de alarma como una forma de comunicación.
Dicho esto, y entrados ya en contexto, cito:
[...] «Vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que habita en vosotros, y que habéis recibido de Dios. Glorificad, pues, a Dios con vuestro cuerpo» (1Cor 6, 19-20).
En misa, cuando el sacerdote levanta la hostia (el pan consagrado), dice:
«Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor».
Respuesta:
«Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una sola palabra tuya bastará para sanarme».
/> NUESTRO CUERPO NO ES NUESTRO
Si vamos a lo dicho anteriormente sobre el Cuerpo y el Espíritu, vemos como uno y otro vienen de la mano; juntos. Uno sin el otro no sería posible.
Es decir, que "ya existen y conforman a cada forma y estructura de Vida".
No así para el Alma: que surge a posteriori, y en formas de vida que "pueden sentir". Es decir, que pueden pensar y discernir entre el Bien y el Mal.
¿Qué significa esto?.
Significa que el Cuerpo y el Espíritu ya nos vienen dados; "no son nuestros", ni somos eso. Siendo que, lo que sí somos, es el Alma: aquello que es fruto de nuestro sentir, pensar y actuar.
Es la información que se recibe del ADN; de los gustos, sensaciones y costumbres recibidas de la madre durante los 9 meses de gestación; y después, de la educación recibida en casa y fuera de ella por los padres y resto de la sociedad, más las propias experiencias ...las que conforman el Alma de cada uno. Eso que queda, es lo que cada uno es en realidad.
Es el Alma (eso que somos) lo que va a habitar en el "templo" que es el cuerpo y el espíritu, dándole un sentido concreto a lo que es nuestra vida y a la del propio Dios.
El día de la muerte, dejamos de sentir, por lo que el Alma desaparece o, al menos, se separa; quedando el cuerpo y el espíritu, para fundirse con el resto de partículas y energía.
Por tanto, Cuerpo y Espíritu, son el templo que debemos cuidar (mantener limpio, ordenado, en buen estado, con buena fragancia, con todo lo necesario), porque un día lo dejaremos, y deberíamos hacerlo, como mínimo, igual que lo encontramos; pero si puede ser, mejor. De eso se trata.
Traducido a la Palabra, sería: mantenerlo limpio de pecado, lleno de amor y pensamientos sanos; y al dejarlo, que hayamos contribuido a la mejora de la Vida y del propio Dios: para que su evolución sea la mejor posible, y, por ende, la nuestra con Él.
Y es que de eso trata la Vida: de ir mejorando y encontrando el equilibrio con todo lo demás, para que los cambios evolutivos sean los más adecuados y correctos, en lugar de mantener la misma actitud de siempre: destructiva y enfermiza.
Tener un alma sana, bondadosa, atenta, sincera y honesta, hace que nuestro cuerpo y espíritu (que es templo) reciban lo mejor y más saludable.
Entonces, de ser esto así, la muerte sería la separación de nuestra Alma del Cuerpo y el Espíritu.
Quizás, vaya a otro cuerpo (forma de Vida), mientras que el espíritu no cambia, ya que es la energía que da vida a todo lo que existe, sin importar a qué.
Esto significaría, que esa nueva forma de vida que tomara, o se le asignara, partiría de la base con la que dejó el anterior cuerpo o forma.
Sería la misma alma, pero en otra forma de vida.
Una nueva forma que tampoco es de uno. Es el nuevo templo que se debe aprender a cuidar y a ofrecerle todo lo mejor.
Siempre vemos como, a pesar de todo lo que le transmitimos a una nueva vida (el ADN y todo lo demás), resulta que siempre tiene algo que sólo es de ese nuevo ser, y que lo hace diferente a sus progenitores. Y pienso que debe ser por esa Alma que queda libre y que ocupa a un nuevo ser, la cual ya viene con unos conocimientos propios.
Por tanto, la Vida lo que intenta con esto, es mejorar y existir de la mejor manera posible.
RESURRECCIÓN
Lo que nos lleva a la Resurrección: suceso por el cual, todo ser humano que ha creído en Cristo Jesús, el Hijo de Dios Padre, resucitará después de la muerte al final de los tiempos.
Según las Escrituras - Credo de los Apóstoles:
[...] «...fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos...»
1. Según el contexto en el que estamos, al morir: Cuerpo, Espíritu y Alma quedan separados.
2. "Descendió a los infiernos". Es decir, que "lo que se es" (lo que uno es), el Alma, bajó a los infiernos.
3. Y "al tercer día resucitó de entre los muertos y subió a los cielos".
Es decir, que al tercer día, Cuerpo, Espíritu y Alma se reencontraron, para dar vida al ser humano que murió, y, de manera súbita, abandonar el sitio donde estaba (y de la manera que estaba) siendo partículas y pura energía.
Sudario y la Sábana Santa (Síndone)
Reliquias que se han venido estudiando durante 600 años, sin llegar a una conclusión precisa de su autenticidad, ni fijarla en un periodo concreto de la historia, pero, en todo caso, no dejando indiferente a nadie.
Teniendo en cuenta ese "reencuentro", entre el Cuerpo, Espíritu y Alma; todo, en resumen, partículas y energía; y su súbita desaparición, a través y del interior, de la sábana que lo cubría, (y del sudario en su cara); no solo sería posible que su imagen quedara "impresa", sino que sería lógico que así fuera.
CIELO E INFIERNO
[...] El cielo se refiere a la presencia de Dios y la realidad de su reino y dominio que puede irrumpir nuestras vidas incluso ahora mismo. (Mateo 6:9-10)
[...] “No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Más bien, teman a Aquel que puede destruir alma y cuerpo en el infierno”. (Mt 10:28).
/> El Alma es lo que somos en realidad. Lo que somos interiormente, y que ni siquiera nosotros terminamos por descubrir del todo. Pero Dios lo ve todo. No importa lo que queramos aparentar, porque Él todo lo ve y todo lo sabe. Somos parte de Él mismo; de sus propias partículas.
Siendo esto así, es el alma lo que va al cielo o al infierno.
El alma es producto de la energía del Espíritu, que "se han creado en base a nuestro sentir". Es decir, que parte de las partículas que existen en su totalidad, van a ir destinadas a estar eternamente en el cielo o en el infierno.
Dicho esto, Cielo e Infierno, quizás sean las propias experiencias que se tienen durante la vida, con las que sufrimos el martirio o el calvario de la tristeza, dolor y angustia más grandes; o que disfrutemos una alegría y paz plena, y unas ganas de vivir inmensas; lo que hace que sintamos la dicha o desdicha más profunda. Y siendo que el alma va pasando a otra nueva forma, (cuerpo y espíritu), ese cielo o infierno se daría por la eternidad, hasta que Jesucristo venga a juzgarnos a todos.
Y es que si todo está conformado por unas mismas partículas (Cuerpo) y la energía (Espíritu) es la que es. No imagino un cielo y un infierno, donde quedar atrapados por la eternidad, porque eso sería, por un lado, desaprovechar esa materia; y por otro, la evolución carecería de información y la experiencia necesarias para que el cambio se diera por la sucesión de experiencias.
Esa alma es de lo que Dios se nutre para sentir la Vida como cualquier ser humano, y a la que es neutro, regalándonos el libre albedrío. Pero con la que ha de sentir sufrimiento o alegría, como cualquiera de nosotros, pero con una magnitud infinitamente mayor, ya que Él solo vive en el Bien más absoluto y maravilloso. Pero lo deja aparte, para poder sentir la Vida, depositando su felicidad y armonía en nuestras manos, y, en general, en el de todo ser capaz de sentir y elegir entre el Bien y el Mal.
Y vale que sea "el alma" lo que va a ir al cielo o al infierno; pero aún así, es una energía (partículas) que contienen información y datos, que son necesarios para evolucionar, y que la Creación siempre se amolde a los nuevos parámetros que no dejan de darse. Es necesario que el Alma continúe aprendiendo a mejorar; por lo que es necesario no dejen de reencontrarse con un Cuerpo y Espíritu ...hasta que llegue el juicio final.
Y siguiendo con el Credo:
[...] «...y subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin».
Cuando llegue el Día del Juicio Final, será el alma de cada muerto y cada vivo "que haya creído en Dios o no", (según las Escrituras), quién tenga que responder y aceptar su destino: almas que desaparecerán y dejarán de existir; y almas que, habiendo creído en Dios y haber vivido en el amor, "resucitarán junto con su Cuerpo y Espíritu", (del mismo modo que ya lo hizo Jesucristo), y será entonces cuando se viva en el verdadero amor, cuando Dios se aparezca en medio de todos, y nada en el mundo tendrá ya fin.
Este mundo no es más que "la preparación para la vida definitiva". Es decir, para la vida eterna.
Una vida plena y por siempre; en la que, sin duda, los seres humanos sufriremos una transformación extrema, en comparación con lo que hemos conocido. Desde la manera de comunicarnos, hasta la forma de concebir la Creación y lo que suponemos para ella. Será una integración que elevará el conocimiento a cotas insospechadas por el hombre que haya existido hasta ese momento, y quedará lugar a ese otro, que vivirá eternamente.
Desde esta perspectiva, la energía y materia, así como la información y datos, (porque eso es lo que somos), no supondría una pérdida, ya que se trata de una criba con la que alcanzar, no solo un mundo mejor, sino la mejoría y transformación de la Creación y del propio Dios.
EN RESUMEN
Al final, "todo lo que existe", seamos conscientes de ello o no, se resume a partículas, energía y datos. Pero lo que somos (lo que es en sí cada forma de vida) es lo concerniente al Alma. Eso es lo que hace único a cada ser.
El Alma es lo que cada uno forja y construye con su propio hacer. Es decir: con su manera de sentir, pensar y actuar.
El Cuerpo, es la forma física que lo envuelve a todo, y que se adapta al entorno en el que ha de vivir.
El Espíritu, es la energía que nos da vida. Es lo que hace que todo tenga vida. Sin él, ninguna partícula "funcionaría". Ninguna podría realizar su función. Estarían muertas. Nada en la Vida o Creación podría existir. No estaríamos aquí ahora mismo. Nada lo estaría.
CONCLUSIÓN
Y para terminar, solo quedaría añadir, que cada uno piense en lo qué creer; de eso se trata. Pero es indudable que, EL BIEN, CREA DICHA PLENA.
Imágenes (Px): 1. geralt 2. JESUS_is_our_HOPE 3. bytran2710
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