A César, lo que es del César.

Convivencia

Lectura del Libro del Deuteronomio 4, 1-2. 6-8

Moisés habló al pueblo, diciendo:
«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os enseño para que, cumpliéndose, viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar.

No añadáis nada a lo que yo os mando ni suprimáis nada; observaréis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy.

Observadlos y cumplidlos, pues esa es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos, los cuales cuando tengan noticia de todos estos mandatos, dirán: “Ciertamente es un pueblo sabio e inteligente, esta gran nación”.

Porque ¿dónde hay una nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como el Señor, nuestro Dios, siempre que lo invocamos?

Y, ¿dónde hay otra nación tan grande que tenga unos mandatos y decretos tan justos como toda esta ley que yo os propongo hoy?».

/> Los mandatos, según la Iglesia Católica, son diez:

1. Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2. No tomarás el nombre de Dios en vano.
3. Santificarás las fiestas.
4. Honrarás a tu padre y a tu madre.
5. No matarás.
6. No cometerás actos impuros.
7. No robarás.
8. No darás falso testimonio ni mentirás.
9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10. No codiciarás los bienes ajenos.

Veamos a Dios, como si fuera la Creación.
La Creación es algo que está ahí. Nadie puede negarlo. Y es de Ella de donde todo surge, y a lo que todo retorna.

Tiene infinita presencia y magnificencia; todo dones que ensalzan su poder absoluto que todos deberíamos respetar y reverenciar.

La humanidad ha decidido crear unas normas aparte, para, según se nos dice: "poder convivir en armonía".

Estas normas del hombre, vemos como no han dejado de crecer. Cada vez hay más normas y leyes, y cuántas más hay, peor es el mal.

Si se decidiera obedecer los diez mandamientos, como únicas leyes, ¿acaso haría falta alguna otra para que la humanidad se llevara bien, hiciera el bien, y creciera en equilibrio y armonía?.

Yo, sinceramente, creo que no. 

Si nos fijamos en lo malo de este mundo, y lo redujéramos a la raíz de las diferentes problemáticas, todas vendrían a concluir, que obedeciendo fielmente a esos diez mandatos, tales problemas no existirían.

En toda la historia humana, no hemos dejado de crear problemas, y de ahí, que las leyes no hayan dejado de crecer también. Y a la inversa.

En todo caso, las leyes de los hombres están hechas a partir de la única idea, de crear mayor riqueza a los Estados. Para lo cual, siempre dejan las leyes a medio terminar, y siempre con lagunas y huecos por los que los poderosos (todo aquél con dinero en abundancia e influencias) pueden ir librándose de los delitos que cometa.

Entonces, ¿de qué sirve lo que hacemos?.

¿De verdad, la humanidad desea fervientemente vivir en armonía , o, como siempre, es pura hipocresía?.

Y si la inmensa mayoría social es pobre: ¿a qué esperan para unirse y hacer que todo cambie y el bien sea el reinante?.


Imagen: jem1066 (Px)

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