La saliva viaja por el aire

21.5.20.1


[...] Un estudio establece que la saliva viaja casi cinco metros y medio en cinco segundos, poniendo en especial riesgo a los adultos y niños más bajos. 
La investigación apunta que el aire acondicionado afecta significativamente al movimiento de partículas a través del aire. 
La distancia mínima debe asegurar que las microgotas que se expulsan no puedan ser inhaladas por los que nos rodean.
El problema, es que al permanecer en el aire, el viento o pequeña corriente de aire, permite que puedan desplazarse de lugar, e incluso, ayudar a que se adhieran a cualquier parte de nuestro rostro, ropa o superficie. Ahora solo hay tener en cuenta ese comportamiento, sumarle el movimiento del aire (de manera natural o por medio de extractores o aparatos de a. acc.) y multiplicarlo por el número de personas que nos rodea. 
Esto nos dará una idea de lo que supone la apertura de cualquier local o lugar en el exterior, sin que se tenga en cuenta estas variantes. A lo que hay que sumar, que el material que utilizamos esté debidamente bien manipulado, antes de llegar a nosotros. 

Por tanto, el solo hecho de respirar, ya estamos proyectando microgotas al aire. Y éste, puede llegar a las personas cercanas, tanto como a las que están a varios metros o manzanas de nosotros. Sin olvidar que quedan adheridas también a cualquier superficie. 
De ahí, la importancia de hacer un BUEN USO de mascarillas, guantes, hidrogueles, limpieza de calzado, ropa, ..mantener las distancias y, en general, CUIDARNOS LOS UNOS DE LOS OTROS. 

No es cuestión de miedo, sino de responsabilidad. Y esto es algo que todos deberíamos haber  aprendido desde ayer, y desde siempre. Pero está claro, que si no es por ley y por castigo al bolsillo, aquí pocos son los que se comprometen. 
Es como si no importaran las miles de muertes que llevamos ya. 

Mucha gente sale sin nada de protección, haciéndose los valientes y riéndose de los demás, sin darse cuenta de que está poniendo en riesgo su salud, la de su familia y la de todos los demás. Y basta que les pase algo, para ser los primeros en beberse sus lágrimas de la pena que les embarga. A lo que una vez llegados a eso, mejor que se guarden sus disculpas y afronten lo que son. 

No es cuestión de osadía o bravuconearía. Porque aquí lo que importa es cuidarnos para salir adelante, evitando los contagios, el dolor, y el mayor número de muertes que sean posibles. Y hasta eso se nos hace difícil de entender.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El sentir del alma (Benedetti)

La rueda de la vida (E. Sabato)

Aborígenes del mundo

Si no se vive el presente, no se está vivo.

Abrir el corazón, duele (Benedetti)

Destino (Ernesto Sábato)